A ese trémolo de guitarra de los primeros compases, que remite
directamente al Tárrega de `Recuerdos de la Alhambra', Niño Josele le da
en seguida aire flamenco: a él le gusta especificar que es flamenco de
gitano.
Si Niño Josele toca `Alma de mujer', composición de Chano
Domínguez, en solitario con su guitarra Vicente Carrillo -la que le
regaló Paco de Lucía-, unos cuantos cortes más tarde es el pianista de
Cádiz quien se lanza él solito a por `¿Es esto una bulería?', que lleva
la firma del guitarrista de Almería.
Dice Fernando Trueba que Juan
José Heredia y Chano Domínguez estaban condenados a encontrarse. Trueba
sabe de lo que habla. Cuando sueña, y luego se le mete entre ceja y
ceja, que dos músicos que él admira deberían hacer algo juntos, ya se
pueden éstos ir preparando, que acaban por encontrarse. El cineasta y
productor discográfico es paciente y, sobre todo, tozudo, muy tozudo. Se
pudo comprobar con Bebo Valdés y Diego El Cigala, en aquellas `Lágrimas
negras' que se convertirían en un fenómeno internacional avalado por
medios como el New York Times y corroborado con ventas de cientos de
miles de ejemplares.
Tanto Niño Josele, nacido en 1974 a la vera del
Mediterráneo, como Chano Domínguez, que creció desde 1960 a orillas del
Atlántico, han bebido del flamenco y se han empapado de jazz. Cada uno
por su lado. Y cada uno a su aire. Chano, que a finales de los años
setenta militaba en una referencia del llamado rock andaluz, el grupo
Cai, antes de irse adentrando en el jazz con Hiscadix, heredó de su
padre la afición al flamenco; Josele, descendiente de tocaores y
cantaores, a quien el suyo puso una guitarra entre las manos con seis
añitos, ya andaba por los treinta cuando descubrió al pianista Bill
Evans y se metió de cabeza en el jazz, en un amoroso aprendizaje de
armonías y progresiones, que le ha llevado a tocar con Phil Woods, Chick
Corea, Marc Johnson...
Con Paco de Lucía, su ídolo, Josele tuvo la
dicha de compartir los viajes de `Cositas buenas' por el mundo. Paco, al
que considera un segundo padre, y que le cuidó y enseñó, le espetó un
día: "Sigue adelante sin mí. Te toca empezar tu carrera". Y se van a
cumplir veinte años de aquel día de agosto en que Chano Domínguez, el
pianista que mejor ha entendido las finas claves que llevan del jazz al
flamenco y viceversa, entró en unos estudios de Madrid para grabar 10 de
Paco. De Chano son las introducciones de `Because', de Lennon y Mc
Cartney, o de `Django', que el pianista del Modern Jazz Quartet John
Lewis dedicó al legendario guitarrista, en este disco que respira
emoción.
La mano de Trueba -productor ejecutivo con Nat Chediak-, se
nota en el repertorio. Su huella está en una selección de obras
brasileñas que nunca resultan obvias. Por ejemplo, las dos delicadas
composiciones del maestro Jobim, `Luiza' -debilidad confesa de Trueba,
que ya la había incluído en uno de sus recomendables recopilatorios de
`Música para los amigos'-, y `Olha María'. Y la `Rosa', del ilustre
Pixinguinha, recordada hace unos años por Marisa Monte, o la inesperada,
y más antigua aún, de 1912, `Lua branca', de Chiquinha Gonzaga, pionera
de la música popular de Brasil y de las luchas por la igualdad de
derechos entre hombres y mujeres.
1. Alma de mujer (Ch. Domínguez)
2. Django (J. Lewis)
3. Because (J. Lennon/P. McCartney)
4. Je t’attendral (M. Legrand)
5. Lua Branca (Ch. Gonzaga)
6. ¿Es esto una bulería? (J.J. Heredia 2Josele”)
7. Two for the road (H. Mancini)
8. Rosa (Pixinguinha)
9. Lulza (A. C. Jobim)
10. Olha Maria (A.C. Jobim/V. de Moraes/Ch. Buarque)
11. Solitude in Granada (Ch. Domínguez)
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