miércoles, 17 de noviembre de 2021

Rodrigo Leão: “A estranha beleza da vida”

 



Rodrigo Leão atesora la extraña virtud de hacer que lo que no es nada fácil parezca simple. La música fluye de él con una asombrosa naturalidad de manos y cabeza, que también opera con una frecuencia envidiable. Ser prolífico no tiene ningún mérito en sí mismo. Consíguelo con discos como este, sí. Mucho. Porque A estranha beleza da vida es una belleza solemne, comenzando por su propio título.
Leão ha interiorizado tanto el aliento audiovisual que casi todas sus piezas instrumentales son inmensamente evocadoras, como si estuviéramos hablando de bandas sonoras huérfanas o en busca de una película. Sería plausible que O maestro hubiera estado entre los originales de Nicola Piovani para Life is beautiful, tal como nos podemos imaginar en cualquier palacio distinguido abierto a la música de cámara si es el turno de Old Happiness (pura cuerda) o la maravillosa Introdução Nº 8 , un título anodino para una de las mejores puntuaciones de Lisboa en los últimos años. Aunque son muchos y francamente buenos.
En realidad, Rodrigo solo parece incapaz de ser vocalista, especialidad para la que siempre encuentra alguien en quien delegar; sí, con sabor a alta cocina. Friend of a friend, la canción de apertura con Michelle Gurevich, es simplemente excepcional en su mezcla de cuerdas y cuernos, mientras que Kurt Wagner (Lambchop) suena roto, taciturno y volátil en Who can resist? Nuestro Martirio se enfrenta a Voz de sal, la pieza más misteriosa y oscura del canto, lo que nos deja asombrarnos con una dimensión del mismo que no suele ser entregada desde la copla o el canto tradicional.
Las conexiones españolas se completan con una sorpresa clamorosa, la convivencia, en sintetizadores y escritura, de Leão y nuestro ilustre productor Suso Saiz para el decimocuarto y último track del lote, el que da título a toda la obra. Es, como corresponde a su coautor, deslizante, hipnótico: un extraño signo de interrogación, en verdad, pero absorbente. Una vez más, Saiz se reivindica mucho más desde fuera de la piel de toro que en casa, lo que dice mucho de Rodrigo y muy poco de nosotros.
'Quería vengarme de la pandemia', señaló el portugués como una espoleta creativa para este trabajo. Paz y belleza ante la ansiedad y el dolor agudo de estos eternos meses.
Gracias, muchas gracias.







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